SUMMARY
VERSION

Meta 4.C | Docentes

Ednam Boyle, a teacher, takes a class with her baby on her back in the Temple Of Faith Primary School, Western Area of Freetown, Sierra Leone.

CREDIT: Kate Holt/GEM Report

Meta 4.C | Docentes

Ha causado insatisfacción el hecho de que los ODS traten a los docentes como un ‘medio de implementación’, con lo que se podría correr peligro de subestimar la contribución fundamental de esta profesión a la provisión de educación de buena calidad y a un entorno de aprendizaje propicio. La formulación de la meta es floja, por su limitada concepción de cuestiones esenciales que atañen a los docentes.

El Informe GEM aborda las consecuencias que para el seguimiento tiene el compromiso más general, expresado en el Marco de Acción Educación 2030 de velar ‘porque los docentes y los educadores estén empoderados, sean debidamente contratados, reciban una buena formación, estén cualificados profesionalmente, motivados y apoyados’.

DOTACIÓN SUFICIENTE DE DOCENTES CUALIFICADOS

La existencia de aulas atestadas sigue siendo algo habitual en muchos de los países más pobres, lo que indica que el suministro de docentes es insuficiente. Para definir un déficit de docentes hay que superar dos grandes retos: que las estadísticas sobre la disponibilidad en promedio de docentes ocultan una enorme desigualdad dentro de los países, y que no se puede disociar la cantidad de docentes de su calidad. Los encargados de formular políticas han dado muchas veces por respuesta una ampliación de la contratación y un aumento del número de alumnos por clase, bajando los niveles de contratación.

Son escasos los datos acerca de lo que aparece en la meta como suministro de docentes ‘cualificados’, que suele entenderse principalmente como cualificaciones académicas. En 2014, en promedio, el 82% de los docentes poseía las cualificaciones mínimas necesarias para dar clase en la enseñanza preescolar, el 93% en la enseñanza primaria y el 88% en la secundaria.

El indicador mundial correspondiente a la meta 4.c –el porcentaje de docentes con una formación mínima– tiene una cobertura mayor, pero carece de una referencia con la que comparar los niveles nacionales. Aun así, hay pruebas claras de que muchos docentes no han recibido la formación mínima. En el Caribe, el 85% de los maestros de enseñanza primaria están formados. En el África septentrional y Asia occidental, lo está el 73% de los docentes de enseñanza preescolar. En el África subsahariana, menos de la mitad de los docentes de enseñanza preescolar y tres cuartas partes de los del segundo ciclo de la secundaria están formados.

La asistencia para la formación del profesorado se triplicó entre 2002 y 2014 hasta 251 millones de dólares estadounidenses, cifra equivalente al 2% del total de la asistencia directa a la educación. Los países menos adelantados recibieron el 41% del total de la asistencia para la formación del profesorado y los pequeños Estados insulares en desarrollo, el 7%.

LA MOTIVACIÓN DE LOS DOCENTES Y EL APOYO QUE RECIBEN

Cómo motivar y apoyar a los docentes es una importante preocupación de política que recoge el Marco de Acción Educación 2030. Recopilar información directamente entre los profesores sobre factores como la motivación y la satisfacción con el puesto de trabajo plantea considerables desafíos.

El Informe examinó diversos factores externos, relacionados principalmente con la política de las autoridades públicas: la iniciación al servicio y la designación de mentores, el perfeccionamiento profesional permanente, las condiciones de trabajo y la remuneración. En el Estudio Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS) de 2013, aproximadamente el 25% de los profesores del primer ciclo de enseñanza secundaria con menos de cinco años de experiencia dijeron que se les había asignado un mentor, cifra que era solo del 6% en Chile y del 9% en Italia.

Una remuneración global competitiva es un componente esencial para contratar y retener en la profesión a los mejores. En la República Dominicana, el docente medio ganaba aproximadamente el 70% de lo que otros profesionales; en el Uruguay, en cambio, los profesores tenían una ligera ventaja.

En resumen, queda mucho camino por recorrer hasta poder obtener datos fidedignos sobre los salarios, las condiciones de trabajo y las bajas de los docentes.