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Meta 4.B | Becas

Students from around the world graduate at Columbia University's School of International and Public Affairs, New York.

CREDIT: Barbara Alper/Columbia University – School of International and Public Affairs

Meta 4.B | Becas

La meta 4.b, que se centra en países concretos, no parece consecuente con una agenda universal. Como todas las metas, aspira a disminuir la desigualdad entre los países, pero podría ahondarla dentro de ellos porque los beneficiarios de las becas suelen proceder de entornos privilegiados. Además, muchos becarios no regresan a sus países. Estos hechos indicarían que las becas suelen beneficiar a las instituciones de enseñanza superior de los países más ricos en lugar de a los más pobres.

 

Según la información compilada para este informe a partir de 54 programas de becas estatales, en 2015 se ofrecieron unas 22.500 becas. Click to Tweet

La formulación de la meta 4.b es defectuosa en varios aspectos. Se recomienda contabilizar las becas únicamente si se conceden para estudiar en instituciones de enseñanza superior de países que no sean el de origen de los estudiantes y están financiadas al menos parcialmente con fondos públicos.

La proporción de movilidad hacia el extranjero, es decir, el número de estudiantes de un país que estudian en el extranjero, expresada en porcentaje de la matrícula total en la enseñanza superior en ese país, es de 1,8% en el caso de los países en desarrollo. Sin embargo, en algunos países, singularmente entre los pequeños Estados insulares en desarrollo, es considerablemente más elevada. En Santa Lucía, estudian en el extranjero cinco nacionales por cada diez que lo hacen en el país.

Sorprendentemente, no existen datos empíricos mundiales consolidados sobre las cantidades de becas que se conceden, por no hablar de las nacionalidades de los beneficiarios o sus campos de estudio. Según la información compilada para el Informe GEM a partir de 54 programas de becas estatales, en 2015 se ofrecieron unas 22.500 becas, cifra que corresponde al 1% del número de estudiantes de los países de ingresos bajos y medios bajos que se desplazaron al extranjero para estudiar.

Hace falta un mecanismo mundial de seguimiento de las becas para informar sobre indicadores como la cantidad de becas otorgadas, el número de años de beca concedidos, el número de beneficiarios que terminan los estudios y el número de ellos que regresan a su país.

Los datos sobre la asistencia pueden dar información parcial sobre los programas de becas. En 2014, se destinaron 2.800 millones de dólares estadounidenses de asistencia a becas y a costos imputados a estudiantes. De esa cantidad, 386 millones correspondieron a los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo.