Meta 4.4 | Competencias para el trabajo
La meta 4.4 plantea tres interrogantes importantes: ¿Qué competencias ‘para el empleo, los puestos de trabajo decentes y el emprendimiento’ tienen especialmente relevancia para el seguimiento mundial en diversos contextos? ¿Se adquieren esas competencias en la enseñanza y formación, o en otros entornos? ¿Son las mediciones existentes válidas y de bajo costo?
La incertidumbre que rodea a estas preguntas se refleja en los indicadores propuestos. Uno es la tasa de resultados escolares de la población adulta, que no mide la competencia profesional. El otro, las competencias en tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) y conocimientos básicos digitales, podría reducir el alcance de la agenda, pero también es un intento de centrarse en competencias concretas y mensurables.
En la Unión Europea, el 44% de los adultos sabía servirse de fórmulas aritméticas elementales en una hoja de cálculo en 2014.
COMPETENCIAS COGNITIVAS
Las competencias cognitivas básicas comprenden los conocimientos elementales de lectura, escritura y aritmética. Un nuevo análisis efectuado para el Informe GEM muestra que unas elevadas competencias en ese campo casi duplican la probabilidad de ocupar un puesto de trabajo decente.
La TIC se ha convertido en esencial en la vida cotidiana y el trabajo. En la Unión Europea, el 44% de los adultos sabía servirse de fórmulas aritméticas elementales en una hoja de cálculo en 2014, en proporciones que iban desde el 16% en Rumania al 63% en Finlandia.
Las competencias básicas digitales son un marcador mejor, porque se pueden evaluar directamente. En la República Checa, el 85% de los alumnos del octavo curso demostraron poseer un conocimiento práctico funcional de las computadoras en 2013, frente al 13% en Tailandia y al 9% en Turquía. Un instrumento mundial tendrá que abordar los rápidos cambios tecnológicos a lo largo del tiempo y, especialmente, los sesgos culturales intrínsecos a las preguntas que actualmente se formulan.
COMPETENCIAS NO COGNITIVAS…
Ha habido un interés cada vez mayor por competencias que se cree que entrañan un menor procesamiento cognitivo, aunque en la práctica buena parte de las competencias más valoradas en los centros de trabajo –como las, fundamentales pero elusivas, de la creatividad, el pensamiento crítico y la colaboración– escapan a toda categorización fácil.
Carecemos de pruebas empíricas que muestren el grado en que competencias no cognitivas, como la perseverancia, el autocontrol o las competencias sociales y emocionales, predicen mejor un resultado positivo en lo que hace al empleo. Probablemente, el nivel óptimo dependa del contexto del empleo.
Es difícil concebir modos de medir que permitan efectuar comparaciones entre países de competencias no cognitivas. El Informe GEM recomienda evitar hacer grandes mediciones a efectos de seguimiento mundial y señala la importancia de las investigaciones sobre cómo medir su adquisición y sus efectos en el lugar de trabajo.
… Y SUS COMBINACIONES PARA EL MUNDO DEL TRABAJO
Dos ejemplos de competencias cognitivas y no cognitivas combinadas pertinentes para el mundo laboral son los conocimientos elementales en materia de finanzas y las competencias en el campo del emprendimiento. Los intentos de elaborar una medición empírica de la ‘alfabetización’ financiera han progresado en los últimos años. Según una definición, el 33% de los adultos del mundo son analfabetos en materia de finanzas, en proporciones que van del 13% en Yemen al 71% en Noruega. Las evaluaciones de las competencias en materia de emprendimiento, que todavía están en gran medida en fase de investigación, plantean el interrogante de qué temas conviene integrar en los planes de estudios escolares.