Meta 4.2 | La primera infancia
La meta 4.2 reafirma la gran importancia que la comunidad internacional concede a dotar de unas bases firmes a todos los niños por medio de la atención y educación de la primera infancia. El seguimiento de los conceptos de la meta plantea tres desafíos: a) aún no hay suficiente información sobre cómo muchos niños se benefician de seguir una enseñanza preescolar por lo menos durante un año; b) los indicadores propuestos no captan el concepto de la calidad de la impartición de la enseñanza y c) si bien la meta va más allá de la atención y la educación con miras al desarrollo de la primera infancia, no es segura la viabilidad de instaurar un mecanismo de seguimiento de este.
La enseñanza preescolar es obligatoria en 49 países y gratuita y obligatoria durante por lo menos un año en 36 países.
ACCESO Y PARTICIPACIÓN
Es más difícil comparar las tasas de participación de distintos países en el caso de la enseñanza preescolar que en los de la enseñanza primaria y la secundaria. Los grupos de edad correspondientes a la enseñanza preescolar y las edades de inicio están menos normalizados que en otros niveles de la enseñanza. Relativamente pocos países tienen una enseñanza preescolar gratuita y/u obligatoria: es obligatoria en 49 países, y gratuita y obligatoria durante por lo menos un año en 36.
En el mundo, cerca del 67% de los niños que tienen un año menos que la edad de ingreso en la enseñanza primaria están matriculados en enseñanza preescolar o en enseñanza primaria. Este cálculo se aproxima, pero no siempre coincide, con las estimaciones de las encuestas de hogares sobre la experiencia anterior de enseñanza preescolar entre los alumnos del primer curso, que también pueden indicar los niveles de asistencia según la riqueza de las familias. Entre los niños de tres a cuatro años de edad de los países de ingresos bajos y medios, los de las familias más ricas tenían casi seis veces más probabilidades que los niños más pobres de recibir una educación de la primera infancia.
CALIDAD
La meta pone el acento de la dispensación de educación de buena calidad. Por calidad puede entenderse el grado en que los entornos de las escuelas y aulas (con inclusión de las estructuras y de los procesos de enseñanza) y los sistemas respaldan el desarrollo holístico de los niños, especialmente de los que corren riesgo de exclusión social. Si bien los países tienen que fijar sus propios objetivos y sus normas de calidad, existen instrumentos para hacer el seguimiento de la calidad de la educación de la primera infancia de manera comparable, aunque han desencadenado debates sobre políticas. Entre 21 países de ingresos bajos y medios cuyas políticas relativas a la primera infancia examinó el Banco Mundial, 13 habían establecido normas básicas sobre proporciones entre alumnos y profesores, pero solo ocho las aplicaban.
RESULTADOS EN LO RELATIVO AL DESARROLLO DE LOS NIÑOS
La meta 4.2 se centra en asegurar que los niños comiencen la escolarización formal estando desarrollados adecuadamente y ‘listos para la escuela primaria’. Esta perspectiva holística marca un cambio con respecto a la anterior, consistente en considerar el desarrollo del niño basándose exclusivamente en indicadores de la salud. Decidir la mejor manera de medir el desarrollo del niño es una tarea compleja. Hace falta seguir el desarrollo normativo en las diversas culturas y elaborar enfoques de la medición basados en las conclusiones alcanzadas.
La medición que actualmente tiene la mayor cobertura es el Índice del Desarrollo de la Primera Infancia (ECDI) del UNICEF. Aplicándolo a 56 países mayoritariamente de ingresos bajos y medios en 2010–2015, se determinó que aproximadamente el 70% de los niños de tres años de edad y el 80% de los de cuatro años estaban correctamente desarrollados. El índice consta de cuatro componentes, pero está grandemente determinado por uno de ellos, los conocimientos básicos de lectura, escritura y aritmética, al que se puede criticar porque refleja normas relativas a la educación temprana en lugar de la capacidad cognitiva.
Un factor clave que ayuda a los niños a hacer realidad su potencial es un entorno familiar que aporta interacciones y materiales de aprendizaje. En Ucrania, los miembros adultos de las familias hacían participar a todos los niños de tres a cuatro años en por lo menos cuatro actividades, frente a solo el 40% de los niños de Ghana. En 54 países mayoritariamente de ingresos bajos y medios en 2010–2015, el 19% de las familias poseía por lo menos tres libros infantiles y el 7,5% por lo menos diez. Entre el 20% más pobre, menos del 1% de las familias tenía por lo menos diez libros.