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La paz: la participación política, la paz y el acceso a la justicia

Dos niños miran a través de lo que fue la ventana de un aula, ahora destruida, de la Escuela de Primaria de Yerwa, Maidaguri, estado de Borno, que resultó dañada durante los ataques de Boko Haram de 2010 y 2013. La escuela, creada en 1915, fue el primer establecimiento de primaria del noreste de Nigeria.

CREDIT: Bede Sheppard/Human Rights Watch

La paz: la participación política, la paz y el acceso a la justicia

La violencia y los conflictos armados persistentes dañan la seguridad y el bienestar personales. Para impedir la violencia y alcanzar una paz sostenible se precisan instituciones democráticas y representativas y sistemas de justicia que funcionen bien. La educación es un elemento clave de la participación política, la inclusión, la promoción y la democracia. Si bien la educación puede contribuir a los conflictos, también puede reducirlos o eliminarlos. Puede desempeñar un papel vital en la consolidación de la paz y ayudar a atajar las alarmantes consecuencias de que se la desatienda. Las iniciativas en el campo de la educación, especialmente las impulsadas por organizaciones de la sociedad civil, pueden ayudar a las poblaciones marginadas a obtener acceso a la justicia.

LA EDUCACIÓN Y LA ALFABETIZACIÓN HACEN QUE LA POLÍTICA SEA MÁS PARTICIPATIVA

La educación aumenta los conocimientos sobre los principales dirigentes políticos y sobre cómo funcionan los sistemas políticos. Las personas necesitan tener información y competencias para inscribirse para votar, comprender lo que está en juego e interesarse por los resultados de las elecciones. En Kenya occidental, un programa de becas para muchachas de grupos étnicos marginados políticamente aumentó la participación en la enseñanza secundaria y dio un gran empuje a sus conocimientos de política. En el Pakistán, una campaña de sensibilización de los votantes llevada a cabo antes de las elecciones de 2008 aumentó en 12 puntos porcentuales la probabilidad de que las mujeres votaran en. En Nigeria, una campaña contra la violencia antes de las elecciones de 2007 disminuyó los actos de intimidación e hizo que el número de votantes aumentase en un 10%.

Una mejor educación puede también ayudar a la gente a reflexionar más críticamente y a comprometerse políticamente más, y puede aumentar la representación de grupos marginados. Es más probable que los estudiantes participen en política si se les imparte educacón cívica bien concebida y gozan de un entorno de aprendizaje abierto que respalda el debate de temas controvertidos y permite a los alumnos escuchar y expresar diferentes opiniones. Un estudio de 35 países mostró que la apertura en los debates en el aula hacía que aumentase la intención de participar en política. En Israel y en Italia, se ha demostrado que un clima abierto y participativo en el aula ayuda a los estudiantes a ser más activos cívica y políticamente.

Una mejor educación y la participación de las mujeres en los órganos nacionales y locales de adopción de decisiones están estrechamente vinculados. Una mayor representación de las mujeres en la política y los cargos públicos pueden disminuir la disparidad de género en la educación al ofrecer modelos positivos a seguir a las mujeres y aumentar sus aspiraciones en materia de instrucción. En los 16 estados más grandes de la India, el aumento en un 10% del número de mujeres que participaban en la política de los distritos incrementaría casi un 6% el de las que cursan toda la enseñanza primaria, lo que tendría consecuencias aún mayores en la educación de las niñas.

A los mayores niveles de alfabetización se debe la mitad de las transiciones de régimen a la democracia habidas entre 1870 y 2000. Click to Tweet

La educación hace más probable que los ciudadanos descontentos encaucen sus inquietudes a través de movimientos no violentos, como protestas, boicots, huelgas, marchas, manifestaciones políticas, la negativa social a cooperar y la resistencia. En 106 países a lo largo de 55 años, los grupos étnicos con más educación era más probable que realizaran protestas no violentas.

El acceso amplio y equitativo a educación de buena calidad ayuda a sostener prácticas e instituciones democráticas. A los mayores niveles de alfabetización se debe la mitad de las transiciones de régimen a la democracia habidas entre 1870 y 2000.

LA EDUCACIÓN Y LOS CONFLICTOS: UNA RELACIÓN COMPLEJA

La pobreza, el desempleo y la falta de esperanza que provoca la falta de una buena educación pueden actuar de agentes reclutadores de milicias armadas. En Sierra Leona, los jóvenes que no habían cursado estudios tenían nueve veces más probabilidades de unirse a grupos rebeldes que los que por lo menos habían estudiado la enseñanza secundaria. La desigualdad en materia de educación agrava el problema. Según datos de 100 países a lo largo de 50 años, los que tenían mayores carencias en el campo de la enseñanza eran los que más probablemente estuviesen en situación de conflicto. Ahora bien, el que en un país haya más educación no es la panacea: cuando los niveles de instrucción aumentan, pero los mercados de trabajo están estancados, la frustración puede desbordarse.

Las escuelas que inculcan prejuicios, intolerancia y distorsiones históricas pueden convertirse en caldos de cultivo de la violencia. Se ha demostrado que, en muchos países, los planes de estudios y los materiales de aprendizaje han reforzado los estereotipos y agravado las reclamaciones políticas y sociales. En Rwanda, en un examen de las políticas y los programas educativos de 1962–1994 se constató que el contenido contribuía a clasificar y estigmatizar a los hutus y a los tutsis en grupos excluyentes. La lengua que se emplee en la enseñanza también puede dar lugar a quejas de más alcance.

Según datos de 100 países a lo largo de 50 años, los que tenían mayores carencias en el campo de la enseñanza eran los que más probablemente estuviesen en situación de conflicto. Click to Tweet

Los conflictos armados son uno de los mayores obstáculos al progreso en la educación. En los países afectados por conflictos, 21,5 millones de niños en edad de cursar la enseñanza primaria (el 35% del total) y casi 15 millones de adolescentes en edad de estudiar el primer ciclo de secundaria (el 25%) no están escolarizados. En la República Árabe Siria, más de medio millón de niños estaban fuera de la escuela primaria en 2013. Muchas veces, se utilizan los establecimientos escolares para fines militares. Los profesores corren peligro: en Colombia, 140 docentes fueron asesinados entre 2009 y 2013. Persiste el reclutamiento de grandes cantidades de niños en grupos armados.

Los refugiados constituyen un reto enorme para los sistemas educativos. Los niños y adolescentes refugiados tienen cinco veces más probabilidades de estar fuera de la escuela que sus homólogos no refugiados. En algunos casos, las proporciones de alumnos refugiados/profesores son de hasta 70:1 y muchos docentes no están calificados.

La educación puede ayudar a atajar las diferencias entre grupos étnicos y religiosos. En cambio, donde las escuelas mantienen el status quo por medio de planes de estudios o de la segregación escolar, pueden inculcar actitudes discriminatorias. En Bosnia y Herzegovina, las escuelas están segregadas conforme a criterios étnicos y lingüísticos desde el final de la guerra en 1996. El contenido de los planes de estudios puede mejorar las relaciones entre grupos después de un conflicto, o bien deteriorarlas. El éxito de cualquier reforma de un plan de estudios depende de que haya profesores motivados, comprometidos y formados.

Una educación para la paz bien concebida y no formal puede disminuir la agresión de los alumnos, el matonismo y la participación en conflictos violentos. Hay que integrar la educación en los programas internacionales de consolidación de la paz, pero, en lugar de hacerlo, se suele dar prioridad a las cuestiones de seguridad. En once de los 37 acuerdos de paz plenos firmados entre 1989 y 2005 cuyo texto se conoce públicamente, no se menciona en absoluto la educación.

LA EDUCACIÓN PUEDE SER CRUCIAL PARA LA EDIFICACIÓN DE UN SISTEMA DE JUSTICIA QUE FUNCIONE

Un sistema de justicia que funcione es esencial para sustentar sociedades pacíficas. Ahora bien, muchos ciudadanos carecen de competencias que les permitan tener acceso a sistemas de justicia complejos. En 2011, según los resultados de una encuesta de usuarios de los tribunales de la ex República Yugoslava de Macedonia, solo el 32% de las personas que habían cursado la enseñanza primaria estaban bien o parcialmente informadas acerca del sistema judicial y sus reformas, frente al 77% de los que tenían estudios universitarios. Los programas de educación basados en la comunidad pueden ayudar a mejorar la comprensión de los derechos que la ley ampara, especialmente entre los marginados.

Es esencial crear capacidad entre los funcionarios judiciales y encargados de la aplicación de las leyes. Si su formación y la creación de capacidad son insuficientes, pueden refrenar la justicia y dar lugar a retrasos, a que el acopio de pruebas adoelzca de deficiente o insuficiente, a que no se repriman las infracciones y a que se cometan abusos. En Haití, en cinco años la policía nacional pasó de ser la institución pública en la que menos confianza tenían los ciudadanos a ser la más respetada merced a un programa de siete meses de duración de formación de reclutas por las Naciones Unidas.