Recomendaciones
SE NECESITA MEJORAR SIGNIFICATIVAMENTE LA FORMA DE CUANTIFICAR Y HACER EL SEGUIMIENTO DE LA EDUCACIÓN DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN
Este Resumen sobre Género ha demostrado que alcanzar la paridad de género, con la que se busca que haya un número parecido de niñas y niños en la escuela en todos los niveles educativos, es una tarea que no ha finalizado, especialmente cuando se trata de los niveles superiores de la educación, de alfabetización de adultos y de resultados del aprendizaje. Un avance reciente que facilita la consecución de la paridad de género es la adopción del índice de paridad por parte del Grupo Interinstitucional y de Expertos sobre los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, gracias a lo cual
se amplía la utilización del índice más allá de las tasas de matrícula a todos los indicadores de la educación, incluidos los resultados del aprendizaje. La mejora de la cobertura de los indicadores de paridad es un paso importante, pero los indicios y los datos sugieren que se necesita una serie más completa de indicadores en la temática de la igualdad de género.
De hecho, el Resumen sobre Género también ha demostrado que la igualdad de género en la educación sigue siendo difícil de conseguir y, por tanto, hay que hacer su seguimiento en el marco del ODS 4. La educación a favor de la igualdad de género tiene que ser una educación de buena calidad que desarrolle los conocimientos y las capacidades de todos los niños, incluidos los que viven en situaciones de mayor marginación y que potencie su voluntad y su empoderamiento.
Por tanto, se necesitan indicadores en seis ámbitos: a) seguimiento sistemático de las normas, valores y actitudes de género, así como b) la mejora del acceso a las oportunidades en la educación. También es esencial c) la promoción de la igualdad de género por parte de las instituciones no directamente vinculadas al sistema educativo, a través de d) leyes y políticas relativas a los sistemas educativos, e) distribución específica de recursos y f) una mejora de las prácticas de docencia y aprendizaje (Unterhalter, 2015).
Es necesario, por tanto, dar un fuerte impulso a un marco de cuantificación y a una serie de indicadores que permitan conocer el estado de la igualdad de género en estos seis ámbitos (Cuadro 6).
- Mejorar la comprensión de las prácticas en el aula es un aspecto clave que requiere un seguimiento adicional. Se necesitan datos más completos sobre los aspectos de género en los currículos, los libros de texto, las evaluaciones y la educación impartida por los docentes.
- Hay que alcanzar también un consenso en qué aspectos de la sensibilidad hacia las cuestiones de género en la práctica docente hay que incluir en los instrumentos de observación en el aula.
- Estos esfuerzos podrían beneficiarse del hecho de estar integrados en el marco de la planificación del sector con perspectiva de género, como sucede con la reciente colaboración entre la Alianza Mundial para la Educación y la Iniciativa de las Naciones Unidas para la Educación de las Niñas (UNGEI). Dado que la igualdad de género en la educación está íntimamente ligada a los retos más amplios de la igualdad de género, es preciso establecer vínculos más estrechos entre quienes trabajan con indicadores de igualdad de género en la educación y quienes se centran en los indicadores más amplios de la igualdad de género (ONU-Mujeres, 2015b).
- Se necesita asimismo una mayor difusión de los resultados y un debate más amplio con los organismos internacionales que se ocupan de los derechos de las mujeres. La Comisión de la Condición Social y Jurídica de la Mujer sería un foro adecuado para debatir sobre la intensificación de los vínculos entre el ODS 5 y las reformas educativas.
- Para alcanzar un consenso sobre la mejor manera de cuantificar la igualdad de género real en la educación y para establecer un proceso de colaboración e intercambio de prácticas, se debería constituir un grupo de trabajo sobre metodología de la medición, en el que participasen el Instituto de Estadística de la UNESCO, la UNGEI y la ONU-Mujeres, así como una red transnacional que permitiese a los grupos de trabajo activos en materia de igualdad de género en la educación compartir estrategias relacionadas con el avance global de su medición. Estas redes se han constituido con éxito en otros campos, como la violencia doméstica y el VIH.
Se necesita hacer un seguimiento sistemático de las normas, valores y actitudes de género, así como mejorar el acceso a las oportunidades en la educación
LOS AVANCES DE LA IGUALDAD DE GÉNERO SON FUNDAMENTALES PARA LOGRAR UN DESARROLLO SOSTENIBLE PARA TODOS
En el Informe sobre Género se sostiene que alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas son facetas integrales, y también desafíos, del desarrollo sostenible inclusivo, y que la educación de buena calidad y el aprendizaje a largo plazo son una parte esencial de este proceso. Pueden proporcionar a la gente la capacidad y la oportunidad de participar plena y significativamente en todas las dimensiones de sus vidas en las esferas económica, política y social. Más aún, pueden ayudar a las mujeres y los hombres, a las niñas y los niños, a contribuir a construir una sociedad más igualitaria. Y sin embargo, lograr la igualdad de género y el desarrollo sostenible requiere replantearse relaciones antiguas y fuertemente arraigadas en relación con la desigualdad y la discriminación por razones de género, también en la educación. Requiere asimismo contar, entre otros, con recursos financieros específicos y adecuados, y requiere voluntad política y estructuras de apoyo que permitan desarrollar sinergias y generar colaboración en y entre los sectores, como son la educación, la salud y el medio ambiente, para poder abordar cuestiones transversales e intersectoriales.
Hay que entender y abordar las barreras estructurales a las que han de hacer frente las mujeres y las niñas en los distintos objetivos y metas, con el fin de garantizar que todo el mundo pueda beneficiarse por igual de las intervenciones (Rosche, 2016). Hay que ampliar la recogida de datos y los sistemas de seguimiento y evaluación asociados a la medición de la igualdad de género en la educación y hay que hacerlos más eficaces e inteligibles. Las comunidades, las sociedades y las instituciones tienen que potenciar redes, compartir las mejores prácticas, planificar intervenciones y actuar a escala local, nacional, regional y mundial.
El compromiso de la Agenda 2030 de que nadie se quede atrás significa que no se podrá cumplir ninguna meta de los ODS si no se logran la igualdad
y el empoderamiento de género (Stuart y Woodroffe, 2016). La plena integración de estas cuestiones en las políticas internaciones de desarrollo está muy atrasada. Crear un mundo más inclusivo, justo y equitativo, lo que constituye la esencia misma del desarrollo sostenible, significa garantizar que todas las personas, independientemente de su género, puedan llevar una vida empoderada y digna.